Bueno, los sacamos...
Bueno, los sacó TN y nosotros creímos que éramos nosotros, y que fundábamos una nueva Era.
Nos endulzaron catárticamente la furia, y nos dejaron brotarnos con corset.
Jugaron como quien arroja un ovillo al gato, para que se enrede.
Nos hicieron creer que éramos el pueblo haciendo tronar el escarmiento.
Total, la transferencia estaba hecha.
El broche de oro era culpar a la política de todo, y dejar en las sombras, otra vez, a los cómplices empresariales, a los grupos concentrados del país.
Se fueron sus títeres, pero ellos permanecieron, otra vez, camuflados en el kilombo.
Como en la dictadura, que dejamos a los cómplices civiles sin juzgar, y siguieron haciendo estragos, con la hiper a Alfonsín, con Menem y con el saqueo final de la Alianza.
Creímos que los echamos a patadas en el culo.
Pero no.
Vinieron Néstor y Cristina, a poner un poco de luz sobre el enfrentamiento fundamental, que atraviesa a nuestra sociedad desde 1810, y descubrimos nombres y hechos ensombrecidos por la historia oficial.
Tal es su poder, tan intactas estaban sus fuerzas, que erosionaron un proyecto que sólo les restringía mínimamente su avaricia, hasta voltearlo, por las urnas nada menos.
Convencieron a millones de que no merecían nada de lo recibido. Volvieron a hacer una transferencia escandalosa, como las de siempre, la del 82 con la estatización de las deudas privadas, la del 89, con la hiper, la de los noventa con el neoliberalismo más descarado, la primera aproximación a esta alianza psicótica entre pobres y ricos, con el corralito.
Acá están de nuevo, los mismos de siempre, transfiriendo recursos a sus arcas, llevándose todo a sus cuevas fiscales, arrasando como la langosta todo lo cultivado.
Volver es ir por ellos.
Necesito saber que no voy a morir sin ver enjaulados a los Martinez de Hoz, a los Blaquier, a los Noble y sus satélites, a los Peña Braun, a los Mitre, a los Bullrich, a los Strurzeneger, a toda la dirigencia de la Sociedad Rural, a todos los miembros del Jockey Club.
Los quiero presos.
Me ha invadido un odio parecido al de ellos; sólo me motiva verlos con traje a rayas y quitarles todo lo que se robaron desde el principio de los tiempos.
Quiero que devuelvan la patria y quiero que se queden tras las rejas, los que nos han mantenido en el cautiverio de la incertidumbre, del hambre, de la desesperación, de la injusticia, de la impunidad, de la alienación, durante siglos.
Nosotros, a diferencia del odio hueco de los amarillos, tenemos pruebas irrefutables de su infamia: la memoria ofrece en cada pliegue, las huellas del saqueo que han perpetrado desde que se apropiaron de la historia que nunca más les arrebatamos.
Ya es tiempo.
Publicado en el Facebook de Juanita Roja
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