Los ajustes, retoques, acomodamientos, sinceramientos, subas escalonadas, modernizaciones, ampliaciones, alineaciones, convergencias, primeras etapas, replanteos, redefiniciones, y otros nombres conocidos para la misma receta, siempre se traducen en un aumento descarnado y abrupto sobre los costos de los servicios públicos, el combustible y otros bienes esenciales para la población. Además en todos los casos el objetivo anunciado es mejorar la vida de esa población, pues las reinversiones que vendrán de esos esfuerzos patrióticos, redundaran en una ampliación de la capacidad productiva para brindar ese servicio o bien cuyo precio hoy trepa sin cesar.
Ahora bien, ante los planteos de los detractores de siempre, que dudan de esta estrategia de progreso, y sospechan injustamente que detrás de los aumentos se esconde sólo una transferencia de ingresos desde los bolsillos de quienes debemos afrontar los aumentos hacia los que lo cobran, y además, eternos disconformes, nos seguimos quejando porque comprobamos que la calidad de esos productos es la misma o peor que antes. La respuesta oficial y de todos los campeones mundiales del libre comercio es; que los resultados se verán “a largo plazo”.
Entonces; DEBERÍAMOS TENER LA POSIBILIDAD DE DISCUTIR las definiciones de “largo plazo” que asumen estos programas, porque si no llegan cuando es necesario, esto es; en un tiempo razonable, en el lenguaje coloquial de barrio, para quienes no comprendemos complejos cálculos de política monetaria, ni el técnico mundo financiero, solemos creer, en nuestra ignorancia, que en realidad es NUNCA, y tenemos el defecto de pensar que nos están mintiendo.
Como refuerzo del “largo plazo” también el discurso viene armado con la batería de cuestiones “distorsivas” al mercado, que los que no son economistas profesionales introdujeron porque son brutos y no estudiaron en las universidades donde te enseñan la verdad de la milanesa de soja.
Y allí aparece el rosario de llantos del neoliberalismo, que nos informa de manera dramática, que el plomero anterior nos hizo un pésimo trabajo con la cañería y que él, con su verdadera ciencia, nos arreglará el “desastre”, y todo volverá a ser como en una casa “normal”.
Pero como es un experto, sabe que “la magia no existe” y por lo tanto obligado por la situación, nos va a tener que cobrar mucho y nosotros armarnos de paciencia porque el trabajo que hay que hacer es delicado. Y el mar de excusas es tal, y su victimización es tan grande y convincente, que a uno le da ganas de palmearle las espalda y decirle “Gracias, buen hombre!” menos mal que lo encontré en mi camino. Me salvó de que me sigan mintiendo los plomeros improvisados, que me cobraban más barato porque claramente no sabían lo que hacían. Y le damos todo nuestros ahorros, felices porque al fin dimos con alguien “profesional”.
Volviendo a la cuestión principal, y siendo precisos con nociones de tiempo, podríamos decir también, por ejemplo, que en nuestra propia idea de plazos, cuando decimos DOS AÑOS de abandono y cambios en el tejido industrial y PyME en la Argentina, en realidad son MUCHOS AÑOS MAS en los que se padecerán despidos y falta de oportunidades para quienes ingresen en el mercado laboral en los años posteriores. También son VARIAS DÉCADAS más, de escasa actividad industrial, que además de no absorber mano de obra desocupada, no podrá hacer frente a las importaciones, ni a las medidas restrictivas a la producción.
Quiero aclarar que prefiero denominar a la “tasa de desempleo”, a ese agujero negro en estas políticas, con la categoría barrial de “personas que no pueden alimentar a sus familias ni cubrir necesidades básicas”, para ponerle sangre y carne a los números que parecen no tener sentimientos, y actúan desactivando la crudeza de una realidad. Como cuando alguien dice displicentemente “son dos pizzas” o “Solo se devaluó un treinta por ciento” y olvidamos que eso significa que mucha gente pierde la posibilidad sagrada de tener una vida digna. Nos hemos acostumbrado a hablar solo de los números que matan gente de hambre, como naturalizamos la violencia en el cine y en las noticias.
También nos deja la sensación de que cualquier vecino del consorcio, de esos que no tienen ni ganas de ir a las reuniones, podría estar al frente de los ministerios de Hacienda, Finanzas y Energía (Creo que claramente el de medioambiente podría estar a cargo de mi amigo invisible) si para ocupar esos cargos solo tengo que dar malas noticias, ajustar y quitar del medio a los que sobran. ¿Por qué pagamos cifras astronómicas en asesores para que alguien se nos presente como inteligente con solo ser pesimista con el hoy, y prometer un futuro que nunca llega y al que siempre está “re-definiendo”? Si es para recortar y dejar gente afuera, no hace falta saber de economía, de generar recursos, de generar empleo. Solo hay que ver cuántas sillas hay en la mesa, y echar al resto de los invitados. ¿Para eso tanto discurso académico? ¿Para no poder aplicar nunca medidas en el presente, y solo hablar en un futuro probable de bonanza?
A mi me suena a engaño, pero tengo dos defectos que influyen en este razonamiento; soy muy mal pensado, y tengo una paranoia galopante imaginando que a cada medida de recorte y/o aumento al grueso de la población, que adopto este gobierno, le siguió inmediatamente un aumento y/o rebaja de impuestos a un sector concentrado de nuestra economía, como los grandes agroexportadores o las empresas que mantienen relaciones carnales con gobierno y les son condonadas deudas multimillonarias, mientras nosotros negociamos pagar el gas en cuotas, y otros buscan precios de garrafas sociales.
¿Cómo? Si me aseguraron que no hay plata para nadie. Entonces concluyo que hay Nadies, por un lado, y están “ los nadies”, como en el poema de Galeano, para los cuales las arcas se han secado y deben contribuir con su sacrificio.
El otro defecto, que lo admito, sesga mis observaciones terriblemente y me hace ser parcial e injusto con este plan de progreso pírrico elaborado por el Gobierno, es que tengo miedo de que si este programa de asesores y ministros es real, de todos modos estaré muerto para ver los resultados, y soy demasiado egoísta, para pensar en el bienestar de mis tataranietos, antes que en el mio.
Manuel Reinoso
Co-Founder and CEO en Verdulería.
Opinologo Profesional.
Panelista en programas sobre el todo.
twitter: @ginesreinoso
Co-Founder and CEO en Verdulería.
Opinologo Profesional.
Panelista en programas sobre el todo.
twitter: @ginesreinoso
aluvionzoologicoradio@gmail.com
Comentarios
Publicar un comentario